Por David Alí Condori (*)
La Universidad Pública de El Alto (UPEA) nació de las entrañas del pueblo alteño, pues el Estado boliviano, históricamente, le negó su creación y el reconocimiento de su autonomía universitaria. Estas conquistas sólo fueron posibles gracias a la lucha de sus docentes y estudiantes, con el apoyo de las organizaciones sociales de El Alto.
A 18 años de su existencia, la UPEA nuevamente salió a las calles a exigir mayor presupuesto, para lo cual demandó la modificación de la Ley 195. Sin embargo, el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), como en los tiempos de los neoliberales, le respondió con dura represión y una guerra mediática de descalificación, hasta poniendo en duda la formación académica de sus estudiantes.
En ese contexto surgen algunas interrogantes como: ¿por qué el Estado Plurinacional desprestigió a la UPEA y le presentó como una universidad de segunda? ¿Será que el carácter colonial y racista del Estado republicano se mantiene todavía en el actual contexto político? En torno a estas incógnitas reflexionaremos en el presente artículo.
El concepto de colonialidad está asociado con las ideas de civilización/barbarie, desarrollados/subdesarrollados. Aquí, la raza fue uno de los elementos que otorgó la legitimidad en esta relación dicotómica, de superioridad/inferioridad. Tal como sostenía el pensador peruano Aníbal Quijano que: “La raza fue el más eficaz instrumento de dominación social inventado en los últimos 500 años”.
De esta manera, se imponen las relaciones de opresión, donde unos tendrán más oportunidades políticas, económicas, y culturales y otros aparecerán como negados y subyugados. El Estado republicano se fundamentó bajo esta racionalidad, por eso desde sus inicios se opuso a la educación de la población indígena.
En ese sentido, pensar en una universidad en la urbe alteña, parecía una locura para los políticos en los años 2000, cuando se fundó la UPEA. Ellos no concebían cómo los indios migrantes podrían tener una educación superior, en la que se formen como ingenieros, médicos, politólogos, sociólogos, entre otros. Porque el hecho de pensar y escribir la historia del país, parecía algo exclusivo de una clase y casta privilegiada. Por esta razón, los gobiernos de ADN y MNR se negaron a su fundación y el reconocimiento de su autonomía universitaria de la UPEA.
En la actualidad, la historia parece que se repite y el carácter colonial y racista del Estado se reproduce en el “proceso de cambio”, puesto que el gobierno del MAS, al igual que en tiempos de gobiernos neoliberales, rechazó otorgar mayor presupuesto a la UPEA. Y, se ocupó de hacer una campaña mediática de desprestigio, presentando a la universidad alteña como una institución académica de segunda o tercera.
Para corroborar esta hipótesis, bastó ver los spots publicitarios que se difundieron en los medios de comunicación. Hasta el asambleísta departamental, Gustavo Torrico, en una entrevista televisiva, puso en duda la competitividad de los profesionales de la UPEA.
Sin embargo, la UPEA no es que sea una universidad de segunda o tercera como lo presenta el Gobierno, sino esta casa de estudios superiores que también contribuyó en la generación de conocimientos y la ciencia. Así, por ejemplo, diseñó el auto solar ATL-Katari, que fue a competir a la república de Chile; asimismo, en la feria científica del CEUB, realizada en Cochabamba, el año 2017, obtuvo entre los primeros lugares en el área de tecnología.
Para concluir, queremos señalar que el Estado Plurinacional sigue siendo colonial y racista, todavía no cabe en la mente de los políticos que dirigen el Estado Plurinacional que los alteños tengan profesionales, que no sólo piensen los problemas de El Alto, sino también del país. Por tanto, los discursos de descolonización sólo son retóricas y pachamamistas para legitimar las relaciones de dominación de una clase y casta.
(*) David Ali Condori es sociólogo.