La ciudad de El Alto es un mosaico diverso, complejo y a la vez estratégico. Geográficamente –a partir de su fundación en 1988- está dividida en 14 distritos, cuya composición poblacional se caracteriza desde su origen por la migración
aymara, principalmente, y también minera, quechua y de otras ciudades y regiones del país.
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En cuanto a la demografía, la población alteña llega al millón de habitantes. Desde su nacimiento presenta un crecimiento acelerado, lo cual la convierte en un lugar altamente dinámico generacional, social,
cultural y económico.
Estas características incluyen la complejidad lingüística, pues las poblaciones migrantes preservan su idioma materno en sus relaciones familiares y sociales, pero usan el castellano para sus actividades laborales, comerciales y estudiantiles.
El Alto presenta un alto componente productivo a nivel de industrias instaladas, como también de los pequeños talleres familiares y microempresariales. Al mismo tiempo, una gran parte de la población realiza actividades de comercio y servicios en ferias y mercados permanentes e itinerantes.
La población alteña posee una densa red de organización que puede ser:
a) territorial -a través de las más de 600 juntas vecinales-,
b) laboral -a través de los gremios y sindicatos- y
c) social -clubes de madres, grupos de jóvenes y otros-. Se caracteriza como red porque los y las integrantes de una organización pertenecen a otra simultáneamente.
En cuanto al territorio alteño, éste se constituye en una realidad estratégica.
Históricamente, ese factor fue reconocido por los líderes aymaras Túpac Katari, Bartolina Sisa y Gregoria Apaza, entre otros, quienes desplegaron un gran cerco al centro colonial de La Paz en 1781. Después, la ciudad fue punto de la articulación ferroviaria.
En el periodo reciente es el punto de conexión interdepartamental, interprovincial e internacional con la sede de gobierno, el cual permite el transporte terrestre y el comercio y circulación de productos. Además, la ciudad
cuenta con el Aeropuerto Internacional y bases militares.
En relación a indicadores sociales, por ser una ciudad relativamente nueva, gran parte de la población aún no tiene acceso total a servicios básicos de calidad. En el caso de la salud y la educación, la cobertura también presenta deficiencias.
A nivel político, la tradición y experiencia de varios grupos migrantes y de sectores emergentes ha convertido a la ciudad de El Alto en un referente de lucha e insubordinación desde el año 2003, momento desde el cual se han generado movimientos sociales que han cuestionado los efectos negativos del modelo neoliberal y del régimen político
de la democracia representativa.
En términos comunicacionales, El Alto ha irrumpido con una multiplicidad de medios y espacios culturales que se caracterizan por la creación y recreación de lenguajes e imaginarios colectivos que trascienden las fronteras alteñas con formas y prácticas de apropiación y reapropiación de lo tradicional y lo moderno como una ventana hacia el mundo. Son mensajes emergentes de literatura, teatro, plástica, música, medios alternativos y otras expresiones.
Con el fin de conocer a más profundidad la realidad alteña, el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza ha elaborado este material facilitando el acceso a la información de quienes se preocupan por su presente y futuro. Esperamos que el mismo sirva de fuente para investigadores(as), autoridades y dirigentes(as) sociales que trabajan por una vida alteña digna.