La comida callejera es una práctica común y extensa en todo el mundo y Bolivia no es una excepción. En la ciudad de El Alto los puestos de comida callejera se extienden a lo largo de las aceras y es imposible caminar por la zona central de esta ciudad sin ver a personas sentadas conversando y comiendo todo tipo de platos ya sea en bancos bajos, en quioscos, bajo lonas o en la calle misma.
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A raíz del alcance que tiene la comida callejera, esta sirve como una fuente alimentaria cotidiana, geográficamente accesible y de bajo costo. La comida callejera se caracteriza por su dinamismo y capacidad de respuesta a la demanda del consumidor. Por ello, se considera que este tipo de comida tiene un gran potencial de contribuir a la seguridad alimentaria de las personas.
El presente estudio pretende analizar y determinar de qué manera la oferta de comida callejera contribuye a la seguridad alimentaria. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la seguridad alimentaria existe “cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”.
Partiendo de esta definición, se identifican cuatro pilares fundamentales de la seguridad alimentaria: disponibilidad de los alimentos, acceso económico y físico, uso adecuado de los alimentos y estabilidad en el tiempo de los tres factores anteriores.
Se resalta que otra variable importante de la seguridad alimentaria es la capacidad de las personas de satisfacer sus preferencias alimentarias al momento de elegir su comida. La investigación parte de esta base teórica.
En la primera parte de este estudio se examinan los componentes de la comida callejera y su relación con la seguridad alimentaria. Además se analizan los factores socioculturales inherentes a las actividades económicas de las personas que venden comida callejera y los examina como fragmentos de extensas y complejas redes de actores informales que son responsables de una importante provisión de alimentos en El Alto.
Una segunda parte describe las dinámicas de la venta de la comida callejera, la disponibilidad y la concentración de puestos de comida durante diferentes horas del día. También describe algunas características de las vendedoras. Una última parte busca identificar algunos retos futuros para este gremio y plantea algunas conclusiones importantes.