Por Abdón Zárate (*)
El mensaje presidencial
En días recientes, 22 de enero, acabamos de celebrar los 15 años de vigencia del Estado Plurinacional. En un contexto de fracturas internas en el partido gobernante, se visibiliza dos corrientes, producto de la misma composición estructural del MAS, cuya manifestación es un liderazgo bicéfalo: Luis Arce como presidente del Estado y Evo Morales como presidente del partido político.
Luis Arce es un profesional que tiene cierta comprensión del lenguaje político desde una perspectiva académica, lo que nos puede permitir afirmar que emite un mensaje en el que las palabras tienen un cierto contenido ideológico, deliberadamente construido. Podríamos decir que, el lenguaje utilizado busca posicionarlo ideológicamente a la vereda del frente de la línea neoliberal capitalista, pero también a la izquierda de su mismo partido político, de los radicales o la “nueva derecha” como los define, en calidad de líder renovador.
En términos althusserianos, diríamos que las luchas de clases son representadas por “ideas”, las que a su vez son representadas por “palabras”, así la lucha ideológica es también por palabras, claro teniendo en cuenta que el partido gobernante tiene en los movimientos sociales como actor político central, llegándose a la conclusión implícita en el sentido que “son las masas las que hacen la historia” (Althusser y Balibar,1968, p.9).
El mensaje presidencial del 22 de enero de 2024, nos permite realizar un análisis del lenguaje político en perspectiva constructiva. Para esto, nos remitimos a la enunciación literal de un pequeño fragmento del discurso de Luis Arce: “En un día como hoy nació el Estado Plurinacional, como síntesis de la diversidad de nuestros pueblos indígenas, campesinos, originarios. De la clase obrera, de los trabajadores del área urbana y rural del país. De los hombres y mujeres patriotas que nunca renunciaron en construir una patria para todos y todas. De los profesionales orgánicos, en la que los derechos individuales y colectivos sean efectivos y no formales. Para nadie resultaría una sorpresa, si afirmo que, las bolivianas y bolivianos a lo largo del tiempo, nos hemos forjado en el crisol de los nobles desafíos y anhelos arraigados en la esencia de lo nacional-popular (…)”.
Y es aquí donde surge nuestra reflexión. El presidente Arce reiterativamente utiliza, en su mensaje presidencial, el término “nacional-popular” para referirse a la sociedad civil boliviana. Otros términos como “intelectual orgánico” “colonialismo interno”, etc., claramente hacen referencia a un posicionamiento marxista de tono zavaletiano. Esto nos permite rastrear la definición de una de las categorías políticas que es de uso cotidiano en el ámbito político y académico, como sigue.
Lo nacional-popular
Lo nacional-popular es una categoría de análisis que desarrolla Rene Zavaleta (1938-1984), cuyo objetivo busca definir a la formación social boliviana, donde la centralidad proletaria es el eje de articulación de la conciencia nacional, con capacidad de irradiación de totalización dentro de la historia boliviana. Lo que se busca es comprender una cierta formación de las clases nacionales, en el que la clase obrera sobresale por su capacidad de irradiación ideológica.
La lectura marxista de la historia considera que las clases nacionales están conformadas por el proletariado, el campesinado y las clases medias, quienes fueran actores de la Revolución Nacional de 1952, en el que las masas organizadas se enfrentaron al Estado oligárquico, cuyo poder estaba centralizado en la rosca minera. Esta dicotomía entre las clases nacionales como “nación”, diferente a la “anti-nación” constituido por la oligarquía latifundista y los capitalistas mineros, de entonces, es la base del ideologema del nacionalismo.
Zavaleta es enfático en sus primeros escritos: “En pocos lugares en el mundo es tan acabada la centralidad obrera como en la implantación de lo nacional-popular en Bolivia” (1983, p. 267). El movimiento obrero es considerado, entonces, como la clase más avanzada que tiene la capacidad de proponer un programa, “Tesis de Pulacayo” (1946), que manifiesta una cierta conciencia nacional en un contexto en el que el capitalismo es la forma económica vigente.
La hegemonía obrera, por su capacidad de irradiación a la sociedad boliviana, tuvo la posibilidad de llegar al poder, mediante la FSTMB y la COB, pero que esa coyuntura fue cedido a la pequeña burguesía emergente, cuyos integrantes se aglutinaron en el MNR. La presidencia de Víctor Paz o el liderazgo minero de Juan Lechín, son una manifestación de cómo los obreros estuvieron mediados por estos ideólogos de la clase media, deviniendo en una revolución burguesa.
En este contexto, si hacemos caso a la conceptualización zavaletiana, tendríamos que identificar una centralidad proletaria en el “Proceso de Cambio” o la “Revolución Democrático Cultural”, fenómeno que no sucede. Actualmente, son los movimientos sociales o pueblos indígenas los sujetos políticos centrales de la historia presente. Estos apuntes nos permitirán realizar algunas consideraciones finales sobre el presente mensaje presidencial.
Lo plurinacional-comunitario
En consonancia con la Constitución Política (2009) diremos que somos un “Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario” (Art.1.), cuyo antecedente es la misma historia milenaria de los pueblos indígena originarios campesinos. Esta nueva constitución busca dejar en el pasado el “Estado colonial, republicano y neoliberal”, para construir un nuevo modelo de sociedad cuyo fundamento es el “Vivir Bien”.
La nomenclatura plurinacional-comunitario tiene como sujeto central al movimiento indígena. El preámbulo de la Constitución nos lleva a revisar nuestra historia. La historia de las naciones originarias se inicia en el Abya Yala, que habría existido desde 20.000 años antes de Cristo, cuyos primeros grupos humanos llegaron por el Océano Pacífico. Estos primeros habitantes pasaron por diferentes etapas históricas como la etapa lítica, etapa arcaica, horizonte medio, hasta llegar a la etapa inkaika, momento en el que la invasión colonial se sobrepone a las formas andinas de hacer política.
Tiwanaku es la primera ciudad andina, cuyo centro de poder es la Puerta del Sol, que fuera poblado por 50.000 habitantes, aproximadamente. Las naciones indígenas fueron constituyéndose a modo de ayllus en el año 1.000 d.c., entre algunos tenemos a los Canchis, Canas, Collas, Lupaqas, Pacajes y Charcas. Dentro de este último existían confederaciones como Carangas, Soras, Quillacas, Charcas, Q’ara Q’aras, Visisa, Chuis, Yamparaes y Chichas.
El gobierno de los inkas, s. XI, fue el sistema político más desarrollado que tuvimos en el territorio del Abya Yala que se dio desde 1.100 hasta la invasión en 1532. Desde el primer inka Manco Kapac se había buscado construir un sistema político, cuyo máximo esplendor fuera el Tawantinsuyo, cuya distribución geográfica en Chinchaysuyo, Antisuyo, Contisuyo y Collasuyo permitió que 12 millones de habitantes se distribuyeran en diversas confederaciones de señoríos.
La invasión del Abya Yala en 1532, s. XVI, por los españoles con Francisco Pizarro, utilizando la fuerza militar y la imposición religiosa, subyugaron al último gobernador legítimo, Atawallpa. Con posterioridad, se manifestaron acciones de resistencia con el objetivo de reconstituir nuestras propias formas de gobierno encabezados por varios líderes como Tupac Amaru y Micaela Bastidas en 1780, después por Tupac Katari y Bartolina Sisa en 1781.
Con la instauración del Estado Republicano en 1826, s. XIX, en homenaje a Simón Bolívar se consolidó la discriminación en la Constitución, donde se consigna que los ciudadanos deben “saber leer y escribir”, “tener un empleo”, que implícitamente reflejaba una nueva república sólo para los criollos. Por otro lado, se instituyó el latifundio, medio por el cual los colonizadores, ahora criollos, se apropiaban de las tierras comunales; así, mediante la Ley de Ex-vinculación de 1874, los criollos se apoderaron de tierras pero también de sus habitantes en calidad de colonos. En el oriente Apiaguiki Tumpa encabezo la batalla de Kuruyuki en 1892, en defensa de sus tierras.
A finales del s. XIX se da el levantamiento de Zárate Willka, en 1899, que había de buscar la regeneración de la república, mientras realistas y liberales se enfrentaban por la capitalía. Zárate organiza élites políticas indígenas que buscan reconstituir los gobiernos confederados indígenas, en base a líderes como Juan Lero en Tapacari, Lorenzo Ramírez en Inquisive, Feliciano Willka en Chayanta y Mauricio Pedro en Sacaca. Los objetivos eran la restitución de tierras al pueblo, construcción del gobierno indígena, desconocimiento del gobierno colonial y la utilización de vestimenta originaria. Estos objetivos políticos, tienen un nivel superior de elaboración ideológica en el documento elaborado por los Willkas cuyo nombre es la “Proclama de Caracollo”, donde se manifiesta la convivencia de los blancos y los indios. En términos zavaletianos, podríamos decir que este programa manifiesta una cierta conciencia nacional con capacidad de irradiación a toda la bolivianidad.
En el siglo XX podemos identificar varios levantamientos encabezados por originarios, entre los cuales están Santos Marca Tula, Eduardo Nina Quispe, Avelino Siñani; también movimientos indianistas y kataristas. Los líderes como Genaro Flores, por ejemplo, fueron víctimas de los gobiernos dictatoriales.
En este siglo XXI, es indudable la presencia de los indígenas en los espacios de poder, tales como Víctor Hugo Cárdenas, Remedios Loza, Silvia Lazarte, Marcial Fabricano, Felipe Quispe “El Mallku”, Evo Morales y hasta David Choquehuanca, sólo por nombrar a algunos. Según nuestra historia, lo plurinacional tiene que ver con el reconocimiento de las raíces milenarias de los pueblos indígenas que son potencializados en la capacidad de llegar al poder, desde donde se construyen espacios de irradiación de lo plurinacional. Tuvimos un presidente indígena que daría existencia a lo “plurinacional-comunitario”, lo que no puede decirse lo mismo de lo “nacional-popular”, pues no tuvimos un presidente minero obrero.
La representación indígena institucional mediante el “Pacto de Unidad” permitió incorporar el planteamiento del Estado Plurinacional Comunitario dentro de la Asamblea Constituyente poniéndose en vigencia en la actual Constitución, como proyecto de país, cuyo fundamento es el “Vivir Bien”, principio filosófico emergente de los pueblos indígenas. Lo plurinacional tiene sentido si se lo complementa con lo comunitario.
La cultura política indígena tiene en la comunidad como su estructura milenaria de existencia basado en la vida. A decir de Rafael Bautista: “El tener por horizonte a la vida significa el caminar en plenitud, es decir, el con-vivir en comunidad; pero con-vivir no es sólo juntarse sino producir comunidad” (2017, p.186). Éste el fundamento de lo plurinacional-comunitario.
Apuntes finales de controversia
Las dos visiones emergentes en la historia del país, pueden ser caracterizados como sigue: Un enfoque nacionalista que busca construir un Estado Nación monocultural donde los obreros son el sujeto central, en el que los indígenas son asimilados a la cultura criollo mestizo; por otro lado, está el enfoque intercultural del Estado Plurinacional que tiene a los indígenas como sujetos centrales, cuya integración de lo diverso es su fundamento dentro de la sociedad del vivir bien. ¿Cuál sería el enfoque del gobierno de Luis Arce?
Por otro lado, el discurso presidencial parece manifestar una cierta afinidad por la ideología marxista, lo que manifestaría que su acercamiento a un enfoque socialista, es más proclive que al mismo indigenismo. Zavaleta planteaba que el socialismo científico es pertinente al movimiento obrero. Entonces: ¿Luis Arce estaría más cerca del PS-1 que del MAS? Otra interrogante: ¿El MAS es socialista o indigenista? Una fácil respuesta sería que es socialista e indigenista. En política, el lenguaje es importante para el posicionamiento ideológico. Es ahí donde adquiere sentido la reflexión sobre los términos utilizados en el mensaje `presidencial. Claro, entendiendo que, en el mensaje, Luis Arce busca distanciarse de lo que él mismo llama la “nueva derecha”, término que sirve para calificar a los afines a Evo Morales.
Asimismo, podría entenderse que el mensaje tiene más bien un tinte pragmático, que no busca un posicionamiento ideológico, por el contrario, simplemente buscaría cumplir con una formalidad determinada. Lo que lo haría funcional a la coyuntura. Esto supondría que utiliza un lenguaje académico con afanes formales, sin necesariamente que adentrarse en los sentidos internos de los conceptos utilizados. Lo cual sería, hasta cierto punto, dudoso.
Finalmente, podría suceder que existe una lectura más profunda de lo “nacional-popular”, entendiendo que, como país somos producto de una colonización política y económica, en el que por las características de implantación imperfecta del capitalismo nos constituiríamos en una sociedad abigarrada, pues conviviríamos distintos tiempos históricos, faltando una articulación de los modos de producción, existiendo diversas culturas, por lo que la unidad sería aparente. En este contexto, los indígenas aparecen como actores políticos de lo popular, mediante levantamientos tales como los de Túpac Amaru, Tupac Katari o Zárate Willka, como parte de lo “nacional-popular”, por su capacidad de contener una ideología aglutinadora de toda la nación. Precisamente, en uno de los capítulos del libro “Lo nacional-popular en Bolivia” (1986) se tiene por título “El mundo del temible Willka”, donde se analiza con profundidad la proyección del movimiento indígena en la Revolución Federal de 1899. Consecuentemente, estaríamos asistiendo a la profundización de la composición de lo “nacional-popular”, tema que los marxistas han soslayado cuando estudian a Zavaleta: La cuestión indígena.
Entre lo nacional-popular y lo plurinacional-comunitario sería un intento de conciliar dos matrices políticas con efecto de poder estatal, lo que podría también denominarse en una síntesis: lo “plurinacional-popular”.
Bibliografía
Althusser, L. y Balibar, E. (1968). Para leer El Capital.11ª edición. México: Siglo XXI editores.
Bautista, R. (2017). Del mito del desarrollo al horizonte del Vivir Bien. La Paz: Yo soy si tú eres ediciones.
Zavaleta, R. (1983). “Forma clase y forma multitud en el proletariado minero en Bolivia”, publicado en La autodeterminación de las masas (2015). México: CLACSO.
Zavaleta, R. (1986). Lo nacional-popular en Bolivia. México: Siglo XXI.
Zárate, A. (2020). El retorno de lo plurinacional-popular al gobierno. La Paz: El Alto Digital.
(*) Abdón Zárate es filósofo y abogado, docente en la Universidad Pedagógica, presidente de la Asociación Boliviana de Filosofía (ABOF) e integrante de la Comunidad de Estudios de El Alto (CERCO).