La República de Jeanine Áñez

Por Abdón Zárate (*)

La celebración de los 195 años del aniversario de la fundación de Bolivia estuvo marcada por varias peculiaridades contextuales y textuales. El 6 de agosto se esperaba con expectativa el discurso de la Presidenta. La población boliviana se había acostumbrado a recibir un informe de gestión que vaya acompañado de la implementación de políticas públicas específicas; sin embargo, nos encontramos con un “mensaje a la nación” que refleja un discurso de posicionamiento puramente ideológico. Para comprender el presente discurso será importante contextualizar a fin de lograr una compresión integral de la misma. Nuestro objetivo es identificar algunos elementos que permitan reflejar el sentido del texto presentado por la presidenta Jeanine Áñez en su discurso del 6 de agosto de 2020.

Crisis integral como contexto

Crisis en salud debido a la existencia de 85.141 infectados con COVID-19 confirmados (Ministerio de Salud, 05/08/2020), en un escenario en el que no habían los medios suficientes para atender a los pacientes, los centros habían colapsado a tal punto que muchas familias debían seguir protocolos caseros y finalmente la falta de barriles de oxígenos en algunos hospitales.

Crisis económica debido a la cuarentena. No sólo el Estado había reducido sus ingresos, sino también las familias, quienes no podían realizar con normalidad sus actividades laborales, en especial aquellos que no eran dependientes de una institución pública o privada. A pesar de la implementación de los Bonos (Bono familia, bono universal y canasta familiar), éstos no eran suficientes para satisfacer la demanda de la población.

Crisis social por los conflictos sociales en distintos sectores, que hasta ese entonces, había crecido el descontento de sectores sociales, el mismo que se reflejaba en el siguiente titular: “La policía reporta 55 puntos de bloqueo en el país y la ABC, al menos 79 (Correo del Sur Digital, 05/08/2020), los mismos se concentraban en los departamentos de Oruro, La Paz, Cochabamba, Potosí y Santa Cruz. Estos movimientos desde los sectores indígenas y populares, rechazan la postergación de las elecciones generales para el 18 de octubre, buscando restituir la fecha del 6 de septiembre.

Crisis política debido a la falta de coordinación de los órganos del Estado. El ejecutivo solicitaba al legislativo libere los créditos internacionales, en particular del FMI que ascendían a $us 327 millones, cuyos recursos servirían para implementar el “bono salud”. Por otro lado, el órgano electoral había decidido postergar las elecciones generales por tercera vez, sin una previa coordinación con los otros órganos.

Texto del discurso presidencial

El 6 de agosto la presidenta transitoria realiza un discurso peculiar, muy distinto a lo que habitualmente se había acostumbrado por los mandatarios precedentes: La presentación de un informe de gestión. El documento aparece más como un discurso ideológico de posicionamiento político en un contexto de crisis. Desde un inicio, se puede apreciar una lectura ideológica determinada de la realidad. Existe una intencionalidad de posicionar una idea matriz que oriente su accionar desde el gobierno, que visibiliza en su verdadera dimensión la imagen que tiene sobre la realidad el presente gobierno. Veamos algunas de las características:

Mensaje a la nación.- A diferencia de otros discursos presidenciales, la presidenta Áñez presenta un mensaje a la nación, donde se puede apreciar cierta intencionalidad de darle un enfoque más ideológico que técnico al discurso. De principio, utiliza “nación”, al parecer buscando distanciarse del vigente “Estado Plurinacional”. Aunque debiera recordarse varios hechos históricos trascendentales de la historia boliviana ocurridos en estos 195 años de vida como país, el mensaje se reduce a evaluar críticamente los 14 años de la gestión de gobierno anterior. Se presenta una visión homogénea de la realidad que se matiza con la ausencia de la wiphala, en la banda presidencial, que representa, precisamente, la diversidad. El uso del término “nación” al parecer busca reflejar un proyecto moderno donde los ciudadanos son clasificados por estamentos, en beneficio de la clase política que detenta el poder. Como diría René Zavaleta, busca “la nacionalización mediante un concepto descampesinizador o sea la destrucción ‘darwinista’ del campesinado” (1986, p. 182), esto es que, se ve a la realidad como homogénea, desconociendo la composición diversa en lengua, cultura e instituciones. Hay un menosprecio por lo popular e indígena, podría decirse, hay un intento de reconstrucción de los privilegios de una élite señorial.

La república tradicional.- “Soy republicana y estoy orgullosa de serlo; voy a respetar siempre la independencia de poderes”, decía Áñez. La república se entiende como una forma de organización del Estado donde quienes ejercen el gobierno son elegidos mediante el voto popular para un tiempo determinado a fin de representar a los ciudadanos. Esta forma de gobierno apareció en Roma el año 509 a.c., supuso la abolición de la monarquía (Arguello, 2000). No se debe olvidar que desde sus inicios tuvo una organización estamentaria, entre patricios, plebeyos y esclavos. En nuestro país, se implementó esta forma de organización estatal con Bolívar, en la primera constitución vitalicia de 1826, donde también existe una composición estamentaria de la sociedad, porque para ser ciudadano se debía “saber leer y escribir” y “tener algún empleo o industria”, entre algunos requisitos que servía para excluir a buena parte de la población. Esperemos que esta visión colonial de la realidad no busque institucionalizar la distribución de prestigio, propiedad y poder en función al color de la piel, el apellido y el idioma como sucediere en distintos momentos de la historia. Esta intención de plantear una visión de largo aliento, sobrepasa la función limitada de un gobierno transitorio, que debiera ser la viabilización de las elecciones generales. Sin embargo, hay que reconocer que el planteamiento de la independencia de poderes le hace bien a la sociedad, a fin de no generar una concentración de poder.

Economía liberal.- La idea de achicar el rol del Estado a fin de posicionar como actor principal al mercado, es propia de esta forma de gobierno. Al no tener el rol protagónico el Estado, son los agentes económicos, en este caso extranjeros, de quienes se depende para desplegar las políticas públicas. Por eso es que se planteará un “bono salud”, que requeriría de créditos internacionales, teniendo que pedir a la Asamblea Legislativa que “libere créditos”, a fin de cumplir esta oferta gubernamental, que al mismo tiempo se presenta como electoral.

Política de amigo-enemigo.- El enfoque político del gobierno se orienta por la dicotomía amigo-enemigo de Carl Schmitt. Ciertamente, los antagonismos en la sociedad podrían generar distinciones en la política, lo que la haría peculiar, en cuanto permite constituir grupos políticos con distintas identidades, aspiraciones e integrantes. Desde el gobierno se ve a los antagonistas del gobierno como enemigos. Se presenta en la dicotomía, los que son parte del gobierno frente a los que se oponen a su gobierno, quienes están en las calles rechazando cualquier intento de prorroguismo. Decía Añez, que en el país hay dos visiones, “nosotros ayudamos”, “los otros bloquean”, “nosotros defendemos la vida”, se deduce que los otros defienden la muerte; hay dos caminos, “de los que saben hacer solidaridad” y “de los que no saben hacerla”. Esta polarización, desde el gobierno, supone una división de la sociedad en dos bloques, que tienen visiones distintas de país, pero que pueden desembocar en una confrontación, hasta, física.

Autoritarismo competitivo.- Indudablemente estamos viviendo una etapa electoral, la que hace pertinente la presente denominación. Las Elecciones Generales son un espacio decisivo sobre el futuro del país, pero no es el único. El gobierno utiliza estratégicamente la pandemia a fin de imponer decisiones sobre la población; han cooptado a los medios de comunicación haciendo de las redes sociales más eficientes en la información; los medios de los pueblos originarios sirven para reproducir el mensaje que se produce desde el gobierno, con poca participación de los pueblos indígenas, se aplican medidas de cuarentena desde el ejecutivo, se decide la clausura de la gestión educativa sin coordinar con los acores educativos.

Estas son algunas de las características del discurso presentado por la presidente Áñez el 6 de agosto. El contenido ideológico del discurso polariza a la sociedad boliviana, reduciendo las posibilidades de lograr una salida a la crisis en el que se vive. Ya Charles Arnade nos había advertido sobre la dramática insurgencia de la República de Bolivia, por lo que nos había sentenciado: “Aquí descansa un factor importante de los muchos infortunios de la historia de Bolivia” (1972, p 230). Esperemos que éste no sea un designio histórico y que podamos lograr salir de esta crisis con un “diálogo” donde todos los actores sean oídos para lograr reconstruir la paz y armonía social.

Finalmente, es importante recordar a los actores políticos del gobierno que, tenemos una Constitución Política del Estado que es producto de una Asamblea Constituyente donde han participado distintos sectores de la sociedad. Somos un Estado Plurinacional en vigencia, es algo que no se debe olvidar, en memoria de quienes aportaron en la construcción de nuestra Formación Social Boliviana.

Bibliografía

ARGUELLO, Luis Rodolfo (2000). Manual de derecho romano. Historia e instituciones. 3ª Edición, 7ª Reimpresión. Buenos Aires: Editorial ASTREA.

ARNADE, Charles (1972). La dramática insurgencia de Bolivia. La Paz: Librería Juventud.

ZAVALETA, René (1986). Lo nacional popular en Bolivia. México: Siglo XXI.

CORREO DEL SUR DIGITAL. (05/08/2020).

MINISTERIO DE SALUD. Reporte Epidemiológico Nacional Nº 143. (05/08/2020).

(*) Abdón Zárate es filósofo.

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