El calor del Chaco es seco y la tierra árida. El agua fría sacia la sed por unos instantes. Las personas y animales buscan la sombra de los árboles para cubrirse de los rayos del sol, que queman la piel. Así es Charagua Iyambae, el primer Gobierno Autónomo Indígena Guaraní del país.
El 8 de enero se posesionó a sus 46 autoridades. Se las reconoció como los primeros funcionarios del nuevo gobierno indígena. «Es un sueño cumplido, después de la lucha ancestral de nuestros abuelos y abuelas, y que impulsamos desde 1987”, aseguró Delcy Medina, ejecutiva de la zona Parapitiguazu.
Todos recordaron que para llegar a este momento se tuvo que atravesar por muchas dificultades, desde los actos de corrupción en varias gestiones municipales hasta el deceso de algunas personas por lograr alcanzar esta autonomía.
«A don Julián Segundo, de Bajo Isoso, le pilló una riada en una quebrada y murió; Rosario Subirana, de Parapitiguazu, murió por enfermedad, y el capitán grande de Alto Isoso, Dario Yanduresa, murió en un accidente yendo hacia Camiri”, contó Dina Vaca Candia, del órgano legislativo.
Estas tres personas perdieron la vida cuando estaban en plena elaboración del estatuto autonómico de Charagua. Debían «bajar” a todas las comunidades para recoger las propuestas.
«Esta autonomía ha costado sangre, pero lo hemos logrado. Dios nos acompaña y el espíritu de nuestros hermanos fallecidos también”, dijo Vaca, sobreviviente al accidente en el que pereció Yanduresa.
El coordinador o la máxima autoridad (TRI) de Charagua Iyambae, Belarmino Solano, explicó que hubo otros problemas como el rechazo a esta forma de autogobierno. «No querían hablar de autonomía, decían que era un retroceso. No entendían la lógica del estatuto”, agregó.
Solano recordó también que antes de la década de los 80, los charagüeños fueron despojados de sus tierras por hacendados extranjeros (desde Argentina, Brasil y Perú) y que éstos a cambio les daban comida o una muda de ropa como pago por sus servicios.
El papel de CIPCA
Entonces llegaron algunas organizaciones no gubernamentales (ONG), como el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) y órdenes religiosas para ayudar a los indígenas a salir de esa situación. Algunos se resistieron y regresaron con los hacendados, pero la mayoría optó por la autonomía.
Las reuniones se desarrollaron desde 1987 en el centro histórico de Arakuarenda, escuela de la autonomía indígena del pueblo guaraní. Según la directora regional de CIPCA Cordillera, Alejandra Anzaldo, el papel que cumplió esta institución fue el de ayudar a fortalecer el ejercicio de la autodeterminación, el ejercicio del autogobierno y la recuperación de sus tierras.
«Estamos casi en 30 años de trabajo. Avanzamos en la recuperación de territorio, en el fortalecimiento orgánico de sus liderazgos y recientemente la autodeterminación”, dijo.
No obstante, jamás «direccionaron” el rumbo de la autonomía indígena, aseguró Anzaldo. «Nos ayudaban en la parte técnica, pero nunca nos obligaron a dirigir de una u otra manera nuestra autonomía, fuimos nosotros”, manifestó Martha Morales, del órgano legislativo.
Solano destacó el respaldo de CIPCA, que en muchas oportunidades les ayudó con el gasto de transporte y alimentación. «También nos apoyaron con abogados constitucionalistas, sociólogos, economistas, pero nunca eligieron por nosotros”, reiteró.
CIPCA y los indígenas coincidieron en que transcurrió mucho tiempo para consolidar esta autonomía indígena.
Desde 2009, gestionaron la transición; luego construyeron el estatuto, lo enviaron al Tribunal Constitucional Plurinacional; éste observó el estatuto; hicieron los arreglos, luego lo sometieron a referendo y fue aprobado. Después eligieron a sus autoridades y finalmente este año fueron posesionadas.
«Tierra nueva y cielo nuevo”
El padre Mauricio Bacardit leyó un pasaje del Apocalipsis durante el acto de entrega de las credenciales a las nuevas autoridades de Charagua Iyambe (sin dueño) y los exhortó a trabajar por el pueblo, no por intereses particulares.
«Juan: Después vi un cielo nuevo y tierra nueva. Los anteriores cielo y tierra habían desaparecido y el mar no existe ya. Y vi a la ciudad santa, la nueva Jerusalén. Ahora empieza una tierra nueva aquí en Charagua. Ésta tiene que ser construida con la ayuda de Dios, por todos nosotros. Tenemos que romper con un pasado negativo con corrupción, que ha hecho mucho daño”, manifestó el religioso.
Bacardí se refirió a la etapa en la que el municipio de Charagua era gobernado por los partidos políticos, cuando -dijo- hubo muchos actos de corrupción, que dejaron a Charagua sin obras ni dinero.