Definitivamente, nos rendimos en la lucha contra los feminicidios

Por Esperanza Calle (*)

Realmente indignada por lo que acabo de leer en los medios y redes sociales. Me refiero al “bono para víctimas de feminicidio” propuesto en un proyecto de Ley por la diputada del Movimiento Al Socialismo (MAS) Bertha Acarapi y la carrera de Trabajo Social de la Universidad Mayor de San Andrés.

Según esta propuesta, los niños y adolescentes que quedaron huérfanos por feminicidio recibirían un bono económico del Estado que les ayude en su manutención. De inmediato, lo primero que se me vino a la mente, ¿Cuál el requisito para recibirlo?, que maten a tu madre; hecho que me hace reflexionar y pensar que, definitivamente, “nos rendimos en la lucha contra los femicidios”.

Qué pena por las autoridades que planteen respuestas que apuntan más a la revictimización y no a la erradicación del mal.

Lo que afirmo está basado en la experiencia propia y la de otras, ya que definitivamente, el sentir y temor común es que “ya no queremos que nos maltraten, ya no queremos que nos insulten, ya no queremos que se burlen, ya no que queremos que nos violen, ya no queremos que nos acosen, ya no queremos que nos secuestren, ya no queremos que nos maten”.

Por lo tanto, las políticas públicas de las autoridades, instituciones y organizaciones deben orientarse a la prevención para “evitar más feminicidios”.

Ya basta de caminar de un lugar a otro, golpeadas y maltratadas en búsqueda de justicia.

No es novedad que, para denunciar un hecho de violencia se lo debe hacer en horario de oficina, eso, si es que las personas responsables de la oficina se encuentran en su fuente laboral.

No es novedad, que después de escuchar nuestra historia nos derivan a uno y otro lugar y así sucesivamente, mientras hasta el morete se va disipando al igual que la esperanza de justicia.

No es novedad que, al denunciar un hecho de violencia y maltrato, lo primero que nos dicen es, “salte de tu casa”, dejar a la familia (hijos y posiblemente padres) a merced de la persona violenta, cuando en ambos casos, la denuncia se la debería tomar de manera inmediata al igual que la acción. A parte de ser víctimas de algún tipo de violencia, ¿las mujeres deben cargar el dolor de los golpes físicos y mentales, y al mismo tiempo buscar un hogar para preservar el bienestar de su familia?

No es novedad que, los números telefónicos de “emergencias” no te responden de manera inmediata, incluso la ayuda que necesitas te la ofrecen 24 horas después y en horario de oficina, cuando el delito ya fue cometido.

No es novedad que, tanto trámite burocrático cansa, uno prefiere seguir adelante, aguantando los golpes físicos y mentales con tal de preservar a la familia, a merced de la persona violenta.

¿Tan difícil es plantear una propuesta de “atención y acción inmediata preventiva”?

Gracias señora autoridad por otro bono, donde yo no le llamaría “bono para víctimas de feminicidio”, yo le llamaría “bono feminicidio”, que si se lo analiza detenidamente puede ser hasta contraproducente, pues intento ponerme en la mente del feminicida, en verdad que lo intento, aparte de no sentir remordimiento por la muerte de la persona que pensó amar, ¿por lo menos sentirá consuelo al saber que sus hijos, gracias a él, gozan de un bono?, definitivamente no me cabe en la cabeza.

Gracias por la intención señora autoridad, pero sabe, le sugiero invertir ese bono para dar talleres de prevención en las unidades educativas, construyan más refugios, sí, pero no para las mujeres víctimas de violencia, sino para esos hombres maltratadores, ojo que no sean cárceles de especialización, sino de reflexión, es más, se podría pedir ayuda a las decenas de sectas dispuestas a repartir amor al prójimo, en lugar de capacitadores, disculpen la ironía, pero en verdad siento impotencia al enterarme de semejante noticia.

Gracias, pero sugiero que replantee su propuesta y trabaje en una propuesta que garantice la educación y estabilidad emocional de las víctimas, sin dejar de lado la lucha para la erradicación del mal. ¿Tan difícil es trabajar en la construcción de una sociedad integrada por mujeres y hombres de bien, con principios y valores, sobre todo con “amor al prójimo”?.

(*) Esperanza Calle es periodista

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