El retorno de lo plurinacional-popular al Gobierno

Por Abdón Zárate (*)

La historia de las naciones originarias se inicia en el Abya Yala, que habría existido desde 20.000 años antes de Cristo, cuyos primeros grupos humanos llegaron por el Océano Pacífico. Estos primeros habitantes pasaron por diferentes etapas históricas como la etapa lítica, etapa arcaica, horizonte medio, hasta llegar a la etapa inkaika, momento en el que la invasión colonial se sobrepone a las formas andinas de hacer política.

Tiwanaku es la primera ciudad andina, cuyo centro de poder es la Puerta del Sol, que fuera poblado por 50.000 habitantes, aproximadamente.

Las naciones indígenas fueron constituyéndose a modo de ayllus en el año 1.000 d.c., entre algunos tenemos a los Canchis, Canas, Collas, Lupaqas, Pacajes y Charcas. Dentro de este último existían confederaciones como Carangas, Soras, Quillacas, Charcas, Q’ara Q’aras, Visisa, Chuis, Yamparaes y Chichas.

El gobierno de los inkas, s. XI, fue el sistema político más desarrollado que tuvimos en el territorio del Abya Yala que se dio desde 1.100 hasta la invasión en 1532.

Desde el primer inka Manco Kapac se había buscado construir un sistema político, cuyo máximo esplendor fuera el Tawantinsuyo, cuya distribución geográfica en Chinchaysuyo, Antisuyo, Contisuyo y Collasuyo permitió que 12 millones de habitantes se distribuyeran en diversas confederaciones de señoríos.

La invasión del Abya Yala en 1532, s. XVI, por los españoles con Francisco Pizarro, utilizando la fuerza militar y la imposición religiosa, subyugaron al último gobernador legítimo, Atawallpa. Con posterioridad, se manifestaron acciones de resistencia con el objetivo de reconstituir nuestras propias formas de gobierno encabezados por varios líderes como Tupac Amaru y Micaela Bastidas en 1780, después Tupac Katari y Bartolina Sisa en 1781.

Con la instauración del Estado Republicano en 1826, s. XIX, en homenaje a Simón Bolívar se consolidó la discriminación en la Constitución, donde se consigna que los ciudadanos deben saber leer y escribir, tener un empleo, que implícitamente reflejaba una nueva república sólo para los criollos.

Por otro lado, se instituyó el latifundio, medio por el cual los colonizadores, ahora criollos, se apropiaban de las tierras comunales; así, mediante la Ley de Exvinculación de 1874, los criollos se apoderaron de tierras pero también de sus habitantes en calidad de colonos.

En el oriente Apiaguiki Tumpa encabezo la batalla de Kuruyuki en 1892, en defensa de sus tierras.

A finales del s. XIX se da el levantamiento de Zárate Willka, en 1899, que había de buscar la regeneración de la república, mientras realistas y liberales se enfrentaban por la capitalía.

Zárate organiza élites políticas indígenas que buscan reconstituir los gobiernos confederados indígenas, en base a líderes como Juan Lero en Tapacari, Lorenzo Ramírez en Inquisive, Feliciano Willka en Chayanta y Mauricio Pedro en Sacaca.

Los objetivos eran la restitución de tierras al pueblo, construcción del gobierno indígena, desconocimiento del gobierno colonial y la utilización de vestimenta originaria. Estos objetivos políticos, tienen un nivel superior de elaboración ideológica en el documento elaborado por los Willkas cuyo nombre es la Proclama de Caracollo, donde se manifiesta la convivencia de los blancos y los indios.

En el siglo XX podemos identificar varios levantamientos encabezados por originarios, entre los cuales están Santos Marca Tula, Eduardo Nina Quispe, Avelino Siñani, entre otros, cuyos diversos métodos de lucha, entre los jurídicos y educativos han permitido reavivar el ajayu oculto de nuestra historia, a pesar del darwinismo social latente en nuestra sociedad.

Por influencia obrera en la época de la Revolución Nacional del 52, los indígenas se presentan como campesinos en calidad de trabajadores aportantes al desarrollo del país.

Es el escenario propicio para forjar su conciencia política, construyendo organizaciones sindicales para hacer conocer sus reivindicaciones ante el Estado. Organizaciones sindicales como la CIDOB, CSUTCB, APG, CONAMAQ son instrumentos políticos de lucha. A través de marchas, bloqueos, levantamientos, paros, lograban arrancarle al Estado colonial alguna norma o política pública que los beneficie.

Los años 70’as serán un escenario propicio para que jóvenes indígenas residentes en las ciudades estructuren un órgano de poder con pretensión de gobierno, es así que nacen los partidos indígenas como MUJA, MRTK, MRTKL, PIB, posteriormente MIP y MAS, cuyos objetivos estuvieron orientados a restaurar el Estado Indígena.

Pasos importantes en el sistema político republicano fueron dados por Jenaro Flores, Remedios Loza, Víctor Hugo Cárdenas, Felipe Quispe, Bienvenido Zacu, Silvia Lazarte, Alejo Véliz, Marcial Fabricano. Félix Patzi, Inka Choquehuanca, entre otros. Con diversas ideologías como el indianismo, katarismo, indigenismo, comunitarismo, campesinismo lograron construir un marco teórico para la reivindicación de la identidad política.

En este siglo XXI llega al poder el indígena Evo Morales Ayma, dando un viraje del Estado Republicano hacia un Estado Plurinacional. A pesar de haber sido estigmatizado por su falta de formación educativa, su liderazgo sindical, la producción de coca, su piel morena, el 2005 el mundo será testigo de la victoria del primer presidente indígena.

A través de una Asamblea Constituyente el 2006, diversos sectores participan para construir una nueva Constitución Política del Estado aprobada el 2009, cuando se reconoce la existencia material de 36 nacionalidades originarias, cuyo símbolo que resume esta diversidad es la wiphala.

Los indígenas son reconocidos como dueños milenarios de estas tierras constitucionalmente, al mismo tiempo que se valora su representación política a través de escaños parlamentarios especiales, con cuotas equitativas para participar en las diferentes instituciones del Estado Plurinacional.

La culminación del gobierno de Evo Morales se da en un contexto de crisis política. Inicialmente, factores como el caudillismo, corrupción, centralismo, entre otros, minaron la gestión de gobierno, a pesar de esto aún tenía un caudal de apoyo considerable.

Pero fue la oposición de sectores de la sociedad civil, partidos políticos y actores políticos los que, por errores del Órgano Electoral, después de las elecciones del 20 de octubre de 2019, posicionaron el discurso de fraude electoral, entre octubre y noviembre.

Esta acción fue secundada por policías quienes se habían amotinado en algunas guarniciones, pero finalmente, fue la sugerencia del Comandante General de las FFAA, Williams Kaliman, quien precipitará la renuncia de Evo Morales. A esto se sumó, a nivel internacional, las observaciones ligeras del Secretario General de la OEA, Luis Almagro.

Este hecho generó una convulsión social que desencadenó en el quiebre de la institucionalidad, especialmente de la quema de la wiphala por algunos sectores y de unidades policiales por otros. Lo que por parte del gobierno transitorio, tuvo una respuesta violenta, utilizando a las Fuerzas Armadas.

Estos hechos generaron lo que se llamó la masacre de Sacaba y la masacre de Senkata, con varios muertos y heridos. Las víctimas nuevamente los del pueblo llano.

Las Elecciones Generales del 18 de octubre de 2020 se dieron en un contexto de crisis agravado por la aparición del Covid-19 a nivel mundial. El gobierno transitorio tuvo que tomar medidas paliativas autoritarias insuficientes. Esta crisis múltiple, especialmente económica y sanitaria, fue el contexto de las elecciones.

Las distintas organizaciones políticas que participaron fueron Comunidad Ciudadana (CC) con Carlos Mesa, Alianza Creemos (Creemos) con Luis Fernando Camacho, Frente para la Victoria (FPV) con Chi Hiung Chung, Alianza Juntos (Juntos) con Jeanine Añez, Partido de Acción Nacional (PAN-BOL) con Feliciano Mamani, Movimiento al Socialismo (MAS) con Luis Arce, Alianza Libre (Libre) con Jorge Quiroga y Acción Democrática Nacionalista (ADN) con María de la Cruz Bayá.

Sin embargo, a días de las elecciones las organizaciones políticas ADN, Alianza Libre y Alianza Juntos se bajan de la contienda electoral, a fin de favorecer con el voto útil al segundo, según las encuestas.

No se pudo evidenciar la presencia de un proyecto de país alternativo. Lo poco que ofrecieron fue una retórica genérica, sin propuestas específicas para salir de la crisis múltiple.

Todo se redujo al desmantelamiento del Estado Plurinacional buscando instaurar el Estado Republicano, aunque claro se le daba distintas denominaciones.

El 18 de octubre la población participó democráticamente en las urnas; tuvo que esperar hasta pasada la media noche para conocer resultados preliminares en boca de urna, cuyos datos fueron muy próximos a los oficiales.

En el conteo oficial el MAS obtuvo 54,10%, CC obtuvo 28, 83% y Creemos obtuvo 14 %, actores con bancadas en la Asamblea Legislativa. El MAS en anteriores elecciones había obtenido un apoyo similar, el 2005 obtuvo 53,72%, el 2009 obtuvo 64,22% y el 2014 obtuvo 61,36%.

Estos datos nos permiten manifestar que en la población existe una conciencia colectiva sobre el modelo de Estado, al cual hemos llamado lo plurinacional-popular.

En el horizonte de autodeterminación de lo plurinacional-popular el sujeto político es el indígena, que se disemina como parte de la subjetividad popular con su materialidad en las diversas naciones originarias. Lo plurinacional-popular se constituye en un método de escritura de la historia política boliviana, teniendo como sujeto político central al indígena en sus distintos momentos constitutivos.

Desde lo subjetivo, permite generar una hegemonía a través de su totalización como horizonte histórico comprensivo; desde lo objetivo se materializa en la norma jurídica superior en calidad de indígena originario campesino, cuya vigencia más concreta son las autonomías indígenas.

Existe una subjetividad en calidad de referencia para la reconfiguración de una ideología que aglutine a distintos sectores de la sociedad, buscando un mismo horizonte de visibilidad. Es pues el momento de retorno de lo plurinacional-popular al gobierno.

El nuevo presidente Luis Arce Catacora es un tecnócrata profesional, ministro eficiente y gestor de la Economía Plural, que combina estratégicamente la economía privada, estatal, cooperativa y comunitaria; mientras, el vicepresidente David Choquehuanca Céspedes es un aymara, sistematizador de la filosofía del suma qamaña (vivir bien), como base ideológica del actual Estado.

Asimismo, se cuenta con una bancada diversa que refleja la composición plural del país. Estamos en una nueva etapa de la implementación del Estado Plurinacional.

(*) Abdón Zárate es filósofo, coordinador del Instituto de Investigaciones Políticas en la UPEA.

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