Fueron afectados por la pandemia; pero eso no detuvo su creatividad ni ganas de trabajar

Ellos no esperaron a que pase la pandemia, ni mucho menos el levantamiento de la emergencia sanitaria, pues sus necesidades aumentaban conforme a los días que pasaban y a la vez los casos de coronavirus fueron aumentando.

A inicios de la pandemia, cientos de ciudadanos volcaron su actividad comercial a la venta de barbijos y elementos de bioseguridad, en algunos casos elaborados por ellos mismos, y en muy pocas ocasiones por pequeñas y micro empresas, quienes también dieron un giro en sus principales producciones.

“No contaban con mi astucia”

Ciudadano vende freso de quisa. FOTO: RRSS

Conforme pasaron los días también incrementó la competencia, hecho que motivó a algunos ciudadanos a buscar ideas innovadoras para la generación de recursos económicos, tal fue el caso de dos hermanos alteños, que se pusieron a vender el tradicional fresco de quisa o mocochinchi, pero con la particularidad de que lo hicieron disfrazados del personaje animado Chapulín Colorado.

“Como todo alteño trabajando duro para sobrevivir, si no trabajamos no hay de comer”, afirma uno de ellos, quien fue duramente golpeado por la pandemia, ya que antes de dedicarse a la venta de refrescos era costurero, pero la necesidad lo obligó a reinventarse para sumarse al comercio informal, completamente caracterizado, incluyendo frases y ademanes.

La iniciativa del alteño fue conocido gracias a las redes sociales, que viralizó su trabajo durante los conflictos sociales de agosto, cuando mientras algunos protagonizaban marchas sociales, otros se dedicaron a calmar la sed causada por largas caminatas.

“Fue sin querer queriendo”

Tio y sobrina venden freso. FOTO: RRSS

Otro ciudadano alteño, de nombre José Luis, cuenta que la necesidad lo obligó a salir a las calles, también a vender refresco de quisa, en esta ocasión disfrazado de El Chavo del Ocho, acompañado de su pequeña sobrina de 7 años, vestida de Chilindrina.

Ambos con un balde lleno de refrescos embolsados recorren las calles y avenidas de la zona Mercedario para ganar un poco de dinero ofreciendo el producto a la gente y choferes de paso, quienes también les brindan su voz de aliento para seguir adelante.

Gracias a la iniciativa que llegó a virilizarse, José Luis pudo conseguir apoyo médico para el tratamiento de uno de sus ojos.

“Estaba soldando el garaje de mi casa y me he lastimado y ahora necesito tratamiento médico para recuperar mi vista”, decía a los medios de comunicación a tiempo de pedir ayuda, ya que por ayudar en la casa había tenido el accidente afectando a uno de sus ojos.

“Dulce o truco”

Familia ofrece servicio delivery. FOTO: RRSS

Finalmente, una familia entera, aprovechando las fiestas de Halloween, decidieron caracterizarse de la película Coco, calaveras con vestimenta tradicional mexicana, para generar recursos económicos ofreciendo el servicio de delivery de canastas con dulces.

Se trata de una familia con amplia trayectoria dedicada a la organización de eventos sociales, que debido a la emergencia sanitaria acompañada de una serie de restricciones, tuvieron que paralizar completamente sus actividades.

Sin embargo, decidieron retomar el rubro, conforme la cantidad de casos fue bajando.

La familia de apellido Huanca cuenta que la iniciativa, que en un principio fue local, llegó a ser requerida hasta la zona Sur de la ciudad de La Paz, ya que no solo se trata de entrega de dulces, sino de entretenimiento familiar acompañado de un par de fotografías.

“Los personajes llegan con música, les hacemos bailar a los chicos y también nos sacamos fotos. La mayoría de las personas que participan en esta iniciativa son jóvenes y también hay niños. En parte lo hacemos por un tema económico”, cuenta uno de ellos.

Ante el éxito de la iniciativa, la familia prevé habilitar espacios en su domicilio para que los visitantes puedan tomarse fotos con los personajes, tomando en cuenta todas las medidas de bioseguridad.

Han pasado ocho meses desde la llegada de la pandemia del Covid-19 al país, paralizándose varias actividades, que poco a poco se van retomando por la necesidad de reactivación económica latente, pero algo que no ha parado ni un segundo es la actividad comercial informal de la ciudad de El Alto, acompañado de ideas innovadoras y creativas.

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