Recuperando la planificación prehispánica: La geometrización de la Chakana como ordenador

Por Guido Alejo (*)

En 1977 la investigadora María Scholten de d’Ebneth presentó un trabajo titulado “La ruta de Viracocha” en la cual identificó un patrón en la ubicación de centros arqueológicos en Ecuador, Perú y Bolivia basada en la equidistancia y el alineamiento de poblaciones prehispánicas de gran importancia desde Cajamarca hasta Tiwanaku.

Posteriormente, el arquitecto y arqueo-astrónomo Carlos Milla Villena retoma este postulado y lo profundiza aplicando conocimientos en astronomía, arquitectura y urbanismo en su libro “Génesis de la cultura andina”, en base a sus estudios se propone que varias de las importantes poblaciones prehispánicas no solo están alineadas, sino están ubicadas en puntos estratégicos según la geometrización de la “Chakana”, la cual tiene a Tiwanaku en su epicentro lo que implica su gran importancia simbólica.

A través de estos estudios se puede inferir que la geometrización de la Chakana se constituiría en un “modulor” que regiría no solo los diseños arquitectónicos, sino el ordenamiento espacial de la región, lo que implica la que la planificación no solo se trataba de una operación técnica, científica y estratégica, sino también simbólica y espiritual -expresado en el simbolismo de la Chakana- que conectaba el cosmos con la tierra y expresaba una forma de relacionamiento con el entorno expresado en principios de equilibrio, reciprocidad y racionalidad. Un sistema parecido solo se replicaría con los “ceques” que partían del Cuzco en el posterior Tawantinsuyo.

Esta forma de ordenamiento del espacio y diseño, no tuvo continuidad más allá de la reproducción mecánica u ornamental de la “cruz cuadrada” en la arquitectura actual -más en el ámbito “popular” mediante los mal llamados “cholets”- cuyo uso tiene ciertas diferencias con lo planteado anteriormente, pasando de una conexión con el cosmos a criterios de reafirmación cultural.

Sin embargo, la geometrización de la Chakana mantiene ese potencial en ser un instrumento más de planificación, en este caso recuperando el espíritu de las grandes civilizaciones que nos antecedieron.

En el contexto actual la planificación estatal a largo plazo está ausente y no es de interés de la oferta electoral, sin embargo, las profundas y silenciosas transformaciones que vive la Bolivia emergente encaminada a una “modernidad propia” hace necesario el planteamiento de nuevos enfoques -o la recuperación de antiguos- dado que el proyecto de modernización estatal boliviano quedó trunco en el siglo XX. En este marco, recuperar principios como los de la geometrización de la Chakana tienen una importancia fundamental. Pero ¿Cómo podría aplicarse a la realidad actual?

EL ORDENAMIENTO DE LA MULTIPOLARIDAD

La construcción de la “multipolaridad” boliviana se hace imperiosa ante el crecimiento de las asimetrías multidimensionales que son muestra de crecientes desigualdades económicas y sociales en las regiones.

En este sentido la consolidación de Polos de Desarrollo más allá de las grandes urbes es una prioridad; en el caso concreto del departamento de La Paz, los potenciales polos pueden identificarse a través de la geometrización de la Chakana que -como sostienen María Scholten y Carlos Milla- tendría su punto de origen en Tiwanaku y se expandiría como un fractal y mediante “ceques” al resto del departamento, englobando múltiples poblaciones que se constituirían en polos de desarrollo de características diferenciadas, que se denominarían “taypis”.

LA PAZ MULTIPOLAR. Identificación de polos de desarrollo en base a la geometrización de la Chakana. Fuente: Elaboración propia en base a un mapa de la red fundamental de caminos de la ABC de 2018.

Los Taypis resultantes pueden agruparse según su grado proyección y complementación funcionando como nodos dinamizadores de las poblaciones circundantes e interconectándose mutuamente, según sus características pueden agruparse entres grandes grupos: Taypis secundarios, primarios y el Jach’a Marka.

TAYPIS SECUNDARIOS: Ixiamas, Apolo, Charazani, Mapiri, Palos Blancos, Sorata, La Asunta, Santiago de Machaca, Caquiaviri, Luribay, Colquiri y Tiwanaku (también taypi simbólico).

Estos taypis tienen la fortaleza de ser nodos locales y tienen la potencialidad de concentrar actividades económicas en el sector primario, pero que deberían tener una transición hacia el sector secundario (pequeña industria) y transformarse en centros que dinamicen la economía de las poblaciones de la región.

Estas poblaciones deben estar integradas plenamente con buenas vías de comunicación, servicios básicos, hospitales de segundo nivel, institutos técnicos-tecnológicos, además de concentrar agencias estatales de regulación de la explotación de recursos naturales y su impacto ambiental.

TAYPIS PRIMARIOS: San Buenaventura-Rurrenabaque, Caranavi, Achacachi y Patacamaya

Estos taypis tienen la potencialidad de ser centros urbanos consolidados y con perspectivas de crecimiento, además, seguirán concentrando servicios y podrían potenciarse como centros del sector terciario de la economía. Su rol es el de consolidarse como nodos regionales que influyan sobre los nodos secundarios. Son necesarias inversiones en infraestructura vial, no solo caminos asfaltados (dobles vías), sino una red ferroviaria que una a estas urbes, así también hospitales de tercer nivel, institutos de capacitación y sedes universitarias.

En el aspecto administrativo y de fomento a las inversiones, será necesaria una “ley de promoción económica departamental” que tenga como objeto atraer inversiones a estas urbes y diversificar su economía.

JACH’A MARKA (El Alto, La Paz, Pucarani, Laja, Viacha, Palca, Achocalla y Mecapaca)

“Jach’a Marka” es el área metropolitrana, su posición geográfica es ventajosa por su proximidad a los puertos del Pacífico que en presente siglo serán los más dinámicos debido a la emergencia de las potencias asiáticas. Uno de los objetivos a largo plazo es el de alcanzar a ser una ciudad “beta” (según los parámetros GaWC) ya que actualmente es una ciudad “gamma”.

El marco legal de la creación del “Jach’a Marka” ya está formulado en la “Agenda Metropolitana” publicada por la Gobernación de La Paz en diciembre del año 2020; en este marco, es necesario un plan de desarrollo metropolitano rector, una ley de promoción económica metropolitana, así como diversos estudios sobre la ubicación del nuevo aeropuerto, un nuevo parque industrial y una nueva red ferroviaria en conexión con el posible tren bioceánico.

Lo claro es que los grandes equipamientos se situarán en municipios como Laja y Viacha, dados los limites espaciales de El Alto y La Paz a excepción de la futura construcción de un nuevo centro metropolitano en la actual área del aeropuerto de El Alto ¿Podría usarse la geometrización de la Chakana para su diseño?

Si bien lo anteriormente expuesto es todavía un esbozo, demuestra la vigencia de planificar tomando en cuenta instrumentos del pasado prehispánico adaptados a las necesidades actuales, al menos en el aspecto espacial.

La conexión del pasado con el presente no debería reducirse solo a expresiones nostálgicas, sino a proyecciones a futuro que llevan dentro de si la continuidad de procesos simbólicos históricos; pero, para hacerlo posible también es necesario recuperar la mentalidad prehispánica que posibilitó la emergencia de civilizaciones como Tiwanaku, es decir, una visión de país y apostar por ella a largo plazo en el contexto de lo contemporáneo y de los futuros cambios que experimenta el mundo del siglo XXI.

(*) Guido Alejo es arquitecto y analista guidoalejo.wordpress.com

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