El transporte público y el trameaje en El Alto

Por David Ali Condori (*)

Recorrido de la línea azul  de Mi Teleférico
Recorrido de la línea azul de Mi Teleférico

El Alto es la segunda ciudad más importante de Bolivia en términos de población y uno de los problemas que conlleva está relacionado con el transporte. En 2014, el municipio alteño intentó implementar el proyecto de transporte masivo Bus Sariri y que más adelante se denominó como Wayna Bus.

Dicho proyecto se hizo en las vísperas de las elecciones municipales de 2015, quizá como parte del proselitismo político del MAS, ya que Edgar Patana siendo alcalde de El Alto estaba buscando su reelección por esa sigla política.

Ya había experiencias de transporte masivo en otras ciudades: Bogotá, con Transmilenio, Lima con Metropolitano, incluso en la ciudad de La Paz con el proyecto de Puma Katari que relativamente tuvo éxito; pero no ocurrió lo mismo con el proyecto de Wayna Bus en El Alto.

La pregunta es: ¿Por qué fracasó el transporte masivo en la urbe alteña? Probablemente haya varias causas, como la falta de planificación de las rutas, la sostenibilidad de los costos, las preferencias de los usuarios, negociación con los transportistas sindicalizados, la implementación del sistema de transporte por cable (teleférico línea azul, plateado y lila), entre otros. Hoy ya no se ven en las rutas de El Alto a los Wayna Buses, eso quedó en los recuerdos de los años 2014, 2015 y 2016.

En la actualidad el transporte urbano se reduce a los minibuses, trufis y algunos micros que sobrevivieron del siglo XX. Los alteños se han acostumbrado a viajar en minibuses donde apenas se acomodan las rodillas en los asientos; en el mejor de los casos, un minibús chino en el que uno puede ir cómodamente.

Intentaré reflexionar acerca del transporte público-privado y cultura de trameaje. El interés del tema surgió por los recientes debates sobre la nivelación o incremento en los pasajes y la posibilidad de eliminar los trameajes en la urbe alteña.

Los nudos de trameaje

Las vías principales y los nudos urbanos en El Alto, en horas denominadas “pico”, suelen estar llenos de transportes, más se visibilizan los minibuses de 14 pasajeros. El sistema de transporte es público-privado; se dice público, pero en realidad es privado, organizado en sindicatos. El único transporte estatal es el teleférico de las líneas azul, plateada y lila.

Como ya se dijo, las calles y las vías son mayormente ocupadas por los choferes de minibuses, que en ciertas horas ignonan al pasajero, pero cuando no hay demanda “te ruegan”, así funciona el mercado del transporte en El Alto. Tampoco el usuario está dispuesto a cumplir con las reglas del tránsito, quiere subir o quedarse en el lugar que desea y no siempre en los puntos de parada. Aquí el papel del Estado es muy secundario, la Alcaldía, a través de la Guardia Municipal, intenta regular el tráfico vehicular en lugares céntricos como Ceja, de la misma manera el tránsito de la Policía Nacional, pero eso no es suficiente.

El pasaje en esta urbe, desde hace varios años es Bs 1 en las rutas cortas y en las largas Bs 1,50; los transportistas manifiestan que es insostenible trabajar con esos costos. Aunque ya se han dado modos para optimizar sus ganancias a través de los denominados “trameajes”. El trameaje implica el trasbordo de los pasajeros en ciertos tramos o nudos. En El Alto hay varios nudos de trameaje: Ceja, Ballivián, Cruce a Villa Adela, Senkata, extranca de Río Seco, San Roque. La espacialidad entre nudos urbanos, el tiempo y la demanda, son factores importantes para el trameaje.

Los choferes saben que en ciertos lugares y horas del día pueden tramear, por ejemplo, en las mañanas, al medio día y sobre todo en las noches. Por otra parte, los usuarios también lo han aceptado, pues casi nadie pone resistencia a la práctica de los trameajes, incluso el mismo municipio se hace “la vista gorda”, en la lógica de “dejar hacer y dejar pasar”, que el mercado se regule entre la oferta y la demanda. Por tanto, el trameaje es parte de la cultura urbana (entendida como creencia, costumbre y práctica de un tipo de comportamiento aceptado) en El Alto, hasta el más consciente transportista lo hace.

El trameaje, si bien es un modo de optimizar mayores ganancias para los transportistas, conlleva otros efectos en la urbe alteña. Por ejemplo, las famosas trancaderas, donde uno tiene que esperar entre 20 a 30 minutos para pasar los nudos del trameaje, ese es el caso de Ceja, Ballivián, Puente Río Seco, entre otros lugares. Estas trancaderas no solo son un perjuicio en cuanto al tiempo, sino también generan inseguridad para los pasajeros, ni siquiera pueden sacar sus celulares para ver la hora, porque los delincuentes están a la espera de cualquiera distracción para robar sus dispositivos móviles.

A manera de cierre

En consecuencia, el nivelar o incrementar los pasajes de Bs 1 a Bs 1,50 en tramos cortos y a Bs 2 en tramos largos, con la condición de erradicar el trameaje, no será el remedio a este problema, porque ya es parte de la cultura urbana, se ha normalizado en la conciencia colectiva. Es más, la informalidad del transporte ha constituido sus propias normas, horarios y nudos urbanos como puntos de trameaje.

Entonces ¿no hay nada qué hacer al respecto? La posible solución al problema del transporte urbano en El Alto pasa una investigación multidisciplinar e integral junto con las organizaciones sociales, para luego generar políticas públicas de reordenamiento vial y el sistema de transporte compuesto entre lo público-estatal, público-privado y la alternativa como bicitransportes, que sería saludable para población.

(*) David Ali Condori es sociólogo alteño

Deja un comentario