Las perspectivas de El Alto en el contexto nacional

Rolando Kempff Bacigalupo (*)

Ceja de la ciudad de El Alto
Ceja de la ciudad de El Alto

El Alto puede generar desarrollo con la economía 4.0, la economía circular, la economía verde con una economía sostenible y dinámica. Después de la pandemia, El Alto ha despertado hacia la tecnología, al comercio y a la apertura de microempresas, siendo pilares que pueden constituir a El Alto como un referente dentro de nuestro país.

Del censo de 1992 hasta el de 2012, la población de El Alto se incrementó en un 110%, que en términos absolutos representa un incremento de 450.000 habitantes en 20 años. Según un estudio realizado por la Alcaldía alteña, hasta el 2022 la urbe ya cuenta con 1.109.048 habitantes, incrementando su mancha urbana con 400 km2 en zonas que años pasados eran áreas rurales. Esto viene aparejado de problemas económicos, culturales y demográficos.

Según datos del 2010, a escala nacional, en términos de violencia social urbana, El Alto ocupa el segundo lugar después de la ciudad de Santa Cruz.

La actual alcaldesa de El Alto, durante su campaña para ocupar este puesto, señalaba que los problemas de seguridad ciudadana, deficiencia en el sistema de salud y la falta de servicios básicos, son problemas que aún aquejan a la urbe alteña y su plan de gobierno planteaba soluciones estratégicas para enfrentarlas.

También señalaba que la Ceja de El Alto, junto a otros sectores, es considerada zona roja por los altos índices de delincuencia, lugares donde peatones, gremiales y choferes corren peligro.

Uno de los problemas de El alto es la congestión de vehículos y ciudadanos, por lo que habrá que estudiar el tema vial con alternativas como viaductos que permitan un mejor acceso al Aeropuerto Internacional, al camino a Copacabana, carreteras, incluso que faciliten las actividades diarias como el acceso a escuelas y fuentes de trabajo.

El problema de transporte público en El Alto es paradójico, pues teniendo avenidas y calles con suficiente espacio para un tráfico fluido, tiene problemas de embotellamiento.

Es cierto que el problema del bajo presupuesto es fundamental. No se pueden hacer muchas obras, más si éstas demandan gran inversión pública. Pero también es cierto que El Alto no ha recibido financiamiento económico en la misma proporción que otras regiones del país.

A estos problemas se suma el comercio callejero. Una gran cantidad se ubican, con preferencia en la Ceja y las calles aledañas, muchas de las cuales han sido loteadas por asociaciones de comerciantes.

El Alto ha realizado varios esfuerzos de planificación que no han podido pasar a etapas de implementación. Considerando la realidad alteña, debemos reconocer que todo intento de planificación y ordenamiento del territorio con contenido social debe tomar en cuenta los considerados “territorios” de transportistas, gremiales y las juntas vecinales.

Esta ciudad debe aprovechar su estratégica ubicación. Debemos hacer realidad el área metropolitana, aprovechar sus conexiones con Chile, Perú y Brasil, desarrollándose como un puerto seco que coadyuve su interconexión y una sinergia de mercados que fomenten el establecimiento de empresas formales. Asimismo, no podemos descuidar el ferrocarril Arica – La Paz, y dentro el país con los valles, la Amazonia y el extenso altiplano garantizando un flujo adecuado de sus carreteras las cuales –por su constante afluencia– son muchas veces perjudicadas por los bloqueos.

Considerando que el 94% de las unidades productivas asentadas en El Alto son micro y pequeñas empresas (mypes), las autoridades deben implementar políticas de apoyo para incrementar la competitividad, así como la empresa privada estará dispuesta a participar en el crecimiento de esta ciudad, aportando experiencia, voluntad y los recursos económicos que demanden muchas obras.

(*) Es ECONOMISTA, DOCTORADO PH.D. EN RELACIONES INTERNACIONALES, ACADÉMICO DE NÚMERO DE LA ABCE

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