La Wiphala en la ciudad de El Alto

Por Abdón Zárate (*)

La memoria histórica de Octubre 2003, de los alteños, tuvo un momento de reconocimiento en noviembre de 2019. Los hechos detonantes fueron: bajar la wiphala izada de su pabellón en el Palacio de Gobierno por algunos policías, la quema de la wiphala por algunos jóvenes del oriente enfurecidos y el corte de la insignia de su uniforme por parte de algunos policías. Estos hechos fueron los detonantes de una movilización masiva por los vecinos alteños, quienes identificados con éste símbolo patrio, hicieron conocer su malestar.

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Es importante recordar que la wiphala tiene una historia larga, que tiene sus orígenes en las sociedades indígenas de larga existencia. La Wiphala surgió en el “Ayllu” igualitario, como una manifestación de la capacidad de comunicación de un nivel de desarrollo intelectual, como una manifestación de la capacidad de producir ideas y pensamientos (Chuquiwanka, 2003). Es pues, parte de la misma evolución de las comunidades indígenas.

Wiphala es el “símbolo andino que representa la pluralidad de naciones, lenguas, culturas y pensamientos” (Layme, 2004, p. 203). Desde su presencia en la política estatal de los inkas, la wiphala fue constituyéndose en un símbolo de lo plurinacional. Las diversas wiphalas representaron siempre a los diversos suyus, ayllus y markas. Éste símbolo permitió que las diversas comunidades puedan convivir aceptando las diferencias.

Los líderes indígenas lo utilizaron con mucha naturalidad porque representa la memoria histórica de sus antecesores. Personalidades como Tupac Katari, Bartolina Sisa, Zárate Willka, Apiaguiki Tumpa, entre otros, son recordados como parte de esta memoria de lucha política. Y en la ciudad de El Alto, tiene su raigambre por su misma composición social.

El Alto es una de las ciudades que se ha construido sobre ésta memoria histórica. La mayoría de vecinos alteños son migrantes de provincias, quienes han sabido reavivar sus costumbres, tradiciones, símbolos, vestimentas y lenguas. Siendo que los jóvenes también han sabido revitalizar en sus prácticas cotidianas las costumbres de sus pueblos, en los apthapis colectivos, en los aynis festivos, entre otros. Es decir, la identificación con lo andino es una de las características de los vecinos alteños.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población de la ciudad de El Alto si bien en su mayoría habla el idioma castellano, también una mayoría se identifica con sus raíces andinas. Existe una población que tuvo como primer idioma a las lenguas indígenas. Los datos muestran que los vecinos aprendieron a hablar en el idioma aymara en un 199.486, en quechua en un 10,591, en guaraní en un 356 y otros idiomas originarios en un 1,157 (INE, 2012, p.2). Esto permite afirmar que la composición poblacional de la ciudad de El Alto tiene una amplia raigambre con raíces indígenas.

Los vecinos, adultos, jóvenes, señoritas salieron a marchar en defensa de la dignidad de una historia milenaria, que también les tocaba a ellos. Bajo el principio de que “la wiphala no es del MAS, es de los pueblos indígenas”, se había constituido en un símbolo de la pluralidad, es decir, de una sociedad donde la diversidad es un elemento constitutivo de ésta sociedad.

Los vecinos, adultos, jóvenes, señoritas salieron a marchar en defensa de la dignidad de una historia milenaria, que también les tocaba a ellos. Bajo el principio de que “la wiphala no es del MAS, es de los pueblos indígenas”, se había constituido en un símbolo de la pluralidad, es decir, de una sociedad donde la diversidad es un elemento constitutivo de ésta sociedad.

Si bien existieron otras reivindicaciones, el “desagravio a la wiphala” aglutinó a diversos sectores de la alteñidad, teniendo en los diversos cabildos realizados en la plaza San Francisco (12/11/19), el frontis de la UPEA (14/11/19) y Teleférico Rojo (16/16/19), como espacios de consolidación de su reivindicación. En diversas Asambleas Vecinales se manifestó la necesidad del desagravio por parte de las instituciones correspondientes. Los vecinos decidieron manifestarse con una de las primeras medidas: el “embanderamiento con wiphalas” de todas las instituciones, empresas, colegios, municipios y domicilios desde el 11 de noviembre de 2019. Por otro lado, se decidió un paro indefinido en los 14 Distritos hasta lograr el mencionado desagravio. El mismo que contó con la solidaridad de las autoridades de las Universidad Pública de El Alto, pues en su escudo institucional la wiphala se constituye en parte de la simbología. El paro determinado por la dirigencia, secundado por las marchas al centro paceño, lograron paralizar por una semana todo el departamento, de tal manera que las personas se trasladaron a pie de un lugar a otro.

El pedido de desagravio fue secundado inmediatamente por los indígenas de las diversas provincias del país. Departamentos como La Paz, Potosí, Santa Cruz, Cochabamba, con población indígena, hicieron conocer su malestar por el maltrato a este símbolo patrio. Los indígenas tomaron la medida de bloquear las carreteras para evitar el paso de alimentos y combustible.

Si por la mañana se bajaba con marchas a la ciudad de La Paz para pedir desagravio contra la policía con el cántico para hacer conocer su malestar: “policía motín, El Alto no te quiere”; en algunos casos, la multitud enfurecida canalizó su rabia en la quema de oficinas policiales, como el de la Felcc y Tránsito, que fueron quemados como una manera de canalización de su enojo. Posteriormente, se tuvo la disculpa del comandante de la policía, además de algunas autoridades gubernamentales, que no lograron calmar el enojo alteño, porque además, se habían incorporado nuevas demandas.

La semana de lucha por la identidad alteña tuvo su culminación con la solicitud de Elecciones Generales inmediatas, para pacificar la ciudad. Los alteños han revivido este espíritu de identidad andina, el mismo que esta materializado en nuestra Constitución Política del Estado, en su Artículo 6, numeral “II Los símbolos del Estado son la bandera tricolor rojo, amarillo y verde; el himno boliviano; el escudo de armas; la wiphala; la escarapela; la flor de la cantuta y la flor del patujú”.

No se puede olvidar que una de las características del nuevo Estado Plurinacional es el respeto a la diversidad cultural. El Alto nuevamente se constituye en un actor político en la construcción de la historia de nuestro país. “El Alto de pie, nunca de rodillas».

BIBLIOGRAFÍA

CHUKIWANKA, Inka (2003). Origen y Constitución de la Wiphala. La Paz: Fondo Editorial de los Diputados.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO (2009). La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (2012). Ficha resumen Censo Población y Vivienda 2012. La Paz: INE.
LAYME, Felix (2004). Diccionario bilingüe Ayamara-Castellano. La Paz: CEA.

(*) Abdón Zárate es docente en la Universidad Pública de El Alto

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