Por Ricardo Bajo (*)
Introducción: es triste ver los estadios repletos de cemento. Dice la Federación que va a contratar una empresa consultora internacional para mejorar nuestro fútbol, para que el público retorne a las canchas, para generar más y mejores futbolistas, para hacer nuestros torneos más atractivos y así vender los derechos de TV más “caros”.
El costo de la consultoría estará entre los 150.000 y los 200.000 dólares. Sin comentarios.
Cuando arranca el “match” entre The Strongest y Real Potosí apenas estamos tres mil espectadores en el Siles (las entradas vendidas son un tercio). El enésimo parate perjudica el ritmo del torneo, de por sí el más lento del continente. La cancha es un desastre.
Nudo: Soria da descanso de inicio a los stronguistas convocados a la selección, excepto Daniel Vaca.
Sagredo es el lateral zurdo, Veizaga y Cure ocupan los lugares de Castro y Campos y arriba no se mueve nada (Ramiro Vaca de enganche y la dupla colombiana). ¿Por qué han desaparecido los jóvenes?
Real Potosí, con Nicolás Suárez de novel entrenador, va a plantar cara de inicio y luego se va a caer, todo un reflejo de nuestro fútbol. ¿Dónde quedó ese lila potosino que asustaba de visita? Nuestro balompié ha visto derrumbarse a muchos equipos haciendo el torneo cada vez menos competitivo.
La primera parte es para el bostezo y la siesta. El Tigre, cuando acelera, crea chances pero también se cansa de fallar, otro mal eterno.
Desenlace: con la entrada de Castro y con uno menos la visita, el Tigre despierta y se da un banquete plácido ante la inexistencia de marca.
El “comandante” y Campos reparten pases filtrados, Saúl sube la banda y centra, los colombianos anotan y hasta el panameño Ricardo Clarke (que entra por Reinoso) se estrena celebrando.
El Tigre es una máquina de hacer goles y ya es el equipo más efectivo. Atrás las falencias de una zaga central pesada (Demiquel ha sido borrado) siguen causando problemas. Bienvenidos de vuelta al apasionante futbol de andar por casa.
(*) Ricardo Bajo es periodista