De acuerdo con datos de la Dirección de Gestión y Control Ambiental, el transporte automotor es la principal fuente de contaminación de la ciudad de El Alto, por tanto las acciones para reducir esta situación apunta a un cambio de cultura de los choferes.
El 2 de septiembre de 2018 (Día del Peatón), esta unidad tomo muestras de ruido ambiental en 28 puntos estratégicos de esta ciudad, entre ellas La Ceja (altura “El Reloj”), avenida 6 de Marzo, esquina Tarapacá; calle 4 y avenida 6 de Marzo; avenida Cívica; avenida Satélite; estación de la Línea Amarilla del Teleférico; Cruce Villa Adela; Cruce a Viacha; avenida Néstor Galindo y la avenida Cochabamba, donde existe mucha afluencia.
La bocina y gritos
Según Alvaro Oblitas, director de Gestión y Control Ambiental de El Alto, con datos de esta muestra, dos de las causas de la contaminación acústica son las bocinas y los gritos que ahí se producen.
“Eso quiere decir que en nuestra ciudad los transportistas tienen que moderarse en el uso de la bocina y con el abuso que algunas veces tienen, gritando las paradas o la ruta de sus vehículos. Por ejemplo, en la Plaza de la Cruz el Día del Peatón, hemos tenido una lectura de 14 decibeles, es como tener el ruido de un dormitorio, sin embargo, en un día normal, los niveles llegan a 78 decibeles, lo que es un ruido bastante molesto”.
Esto implica un cambio de cultura de los choferes, quienes habitualmente lanzan improperios, tocan la bocina, se impacientan y contaminan el ambiente acústico.
En los sectores con más tráfico, la circulación aproximada es de 94 a 96 vehículos cada cinco minutos, con una emisión sonora superior, en su mayoría, a los 70 decibeles (dBA).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el oído humano pude tolerar 55 decibeles sin ningún daño a su salud. Y dependiendo del tiempo de exposición, ruidos mayores a los 60 decibeles pueden provocarnos malestares físicos.