Vinieron de diferentes países con un solo objetivo, cumplir una misión social religiosa en Bolivia, recorrieron varios países de Latinoamérica, siendo su último lugar de residencia la ciudad El Alto, por la cual dieron su vida y ahora forman parte de las mesas de Todos Santos de las instituciones públicas y ciudadanía en general.
Ellos son el monseñor Eugenio Scarpellini, ahora conocido como el “pacificador de la ciudad de El Alto”, cuando se suscitaron los conflictos de noviembre de la pasada gestión que terminó con la vida de varias personas.
Y el padre Sebastián Obermaier, quien desde su llegada al país se estableció en Villa Adela de la urbe alteña, siendo sus restos enterrados en el mismo lugar.
Eugenio Scarpellini, “protagonista de la pacificación del país”
Con la frase “protagonista de la pacificación del país”, recordaron varios políticos, autoridades feligreses y los propios medios de comunicación al enterarse de la partida del Monseñor Eugenio Scarpellini.
Hizo muchos aportes en beneficio de la ciudad de El Alto, pero la más resaltante: “le devolvió la paz al país”, pues por su intermedio se llegó a un acuerdo con las organizaciones sociales y las autoridades del gobierno transitorio para dejar de lado las movilizaciones y destrozos que había dejado la renuncia del expresidente Evo Morales.
En una reciente entrevista con el periódico católico La Brújula Cotidiana, Scarpellini contó cuál fue el rol de la iglesia boliviana durante los conflictos de noviembre de 2019 y cómo se logró la pacificación de Bolivia y, a pesar de tener una posición crítica hacia el actual gobierno de Jeanine Añez, remarcó que los Obispos continúan trabajando en busca de espacios de diálogo que puedan ayudar a resolver los problemas más urgentes de la población.
En la parte más resaltante de la entrevista, Scarpellini afirma cómo tuvo que adecuarse la iglesia para la realización de autopsias a las personas fallecidas durante los conflictos sociales.
“Cuando tuvimos que ayudar a las familias que resultaron heridas. Las autopsias de los cadáveres se hicieron dentro de la Iglesia, sobre los bancos de la Iglesia, porque nadie permitía que entraran los funcionarios del gobierno y la gente vio en la Iglesia una única garantía. Con la asistencia a los heridos, garantizando justicia a los familiares de los muertos, así poco a poco la situación se fue calmando”, fue su testimonio.
El monseñor Scarpellini, obispo de la Diócesis de El Alto, falleció el pasado 15 de julio, luego que dio positivo a la prueba de Covid-19.
Estuvo internado en el Hospital Sagrado Corazón en la ciudad de El Alto, recuperándose, pero dos paros cardiacos pusieron final a su vida.
Sebastián Obermaier, fundador de la fundación “Cuerpo de Cristo”
Otro fiel católico que entregó gran parte de su vida a la ciudad de El Alto, es el siempre recordado padre Sebastián Obermaier, quien desde que llegó al país se estableció en la zona Villa Adela, desde donde impulsó varios proyectos y ahora sus restos se encuentran en el mismo lugar.
A él le debe la urbe alteña las más de 50 iglesias en varias zonas y urbanizaciones, creó el Centro de Salud San Sebastián para brindar atención médica a personas vulnerables y es el creador de la fundación “Cuerpo de Cristo”, con el objetivo de hacer labor social para luchar contra la pobreza.
En diciembre de 1997, cuando el gobierno de Hugo Banzer lanzó el Decreto Supremo 24929, señalaba la necesidad de un plan de emergencia de lucha contra la pobreza en El Alto, por primera vez, se nombró en 1998 a Obermaier como delegado presidencial en la ciudad de El Alto.
Desde la Fundación Cuerpo de Cristo, Obermaier implementó varios proyectos en beneficio de la gente más desprotegida de la ciudad de El Alto, uno de ellos, “Casa, Mi Hogar”, iniciativa inicial de lo que hoy sería el “Centro Juvenil parroquia Cuerpo de Cristo”.
El sacerdote impulsó la creación de la “Casa del Niño”, un hogar transitorio para niños maltratados y/o abandonados, y llevó adelante las campañas navideñas “Por la Sonrisa de un Niño Alteño” para la recolección de juguetes para entregárselos a los niños de El Alto y de las provincias.
Su trabajo incansable logró la consolidación del medio de comunicación “Canal 57 Virgen de Copacabana”, siendo la educación y la religión el eje de la programación.
Colaboró con las personas que viven con el virus del VIH/Sida; creó el “Centro de Formación Técnica y Laboral”, “Guardería Campanitas”, “Casa de la Tercera Edad” para las personas ancianas.
El sacerdote Obermaier falleció el 2 de agosto de 2016, después de 57 años de sacerdocio, a los 81 años debido a un paro cardiorrespiratorio, en la habitación de la parroquia donde vivía en la ciudad de El Alto.
Hoy por hoy forman parte de las mesas de Todos Santos de la ciudadanía, quienes guardan en sus memoria todas y cada una de sus labores sociales.