Silverio Chávez, un real gestor de la universidad en la ciudad de El Alto

Por Johnny Fernández Rojas (*)

Santiago Sanga Pajarito, vecino; Silverio Chávez Ríos, decano Facultad Técnica UMSA; Eduardo Almanza Pérez, dirigente universitario UMSA; Hortensia Rodríguez Bolaños, munícipe y Antonio Antequera Bernal, presidente FEJUVE, el 17 de febrero de 1989, instalaron el “primer piquete” de una huelga de hambre de tres habilitados para este propósito
Santiago Sanga Pajarito, vecino; Silverio Chávez Ríos, decano Facultad Técnica UMSA; Eduardo Almanza Pérez, dirigente universitario UMSA; Hortensia Rodríguez Bolaños, munícipe y Antonio Antequera Bernal, presidente FEJUVE, el 17 de febrero de 1989, instalaron el “primer piquete” de una huelga de hambre de tres habilitados para este propósito

Probablemente, los ideales de Silverio Chávez Ríos, expresados en la plena entrega a la causa, y de un contundente servicio a la comunidad, se hayan materializado con solvencia en la Ciudad de El Alto. Ello, fuera de sus propósitos profesionales.

En 1989, inició su “arremetida” para que la comunidad alteña cuente con su propia universidad. Aparte de proponer la misma, fue uno de los primeros en asumir la huelga de hambre, para alcanzar ese objetivo.

Silverio Chávez Rios, decano la Facultad Técnica de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), en ese entonces, y en estrecha y efectiva coordinación con la dirigencia vecinal alteña, encabezados por Antonio Antequera Bernal y Pablo Ticona Yujra, con el respaldo de Hugo Apaza Lima de la CONALJUVE, consiguieron después de 18 días de esa extrema medida, y la masiva movilización de la población de esta ciudad, firmar un convenio para compartir ambientes para la Universidad Técnica Laboral de El Alto (UTLA), que nació con ese nombre, y FOMO (INFOCAL), mientras se construya los predios universitarios en Villa Esperanza.

Chávez Ríos, ahí firme, sereno e inflexible, contribuyó en lo esencial para poner en funcionamiento la universidad alteña: lo académico. Después de su sacrificio con la extrema medida, designó a docentes, para que se ocupen de la formación profesional, a los primeros universitarios de El Alto.

En ambientes particulares y otros de alguna unidad educativa, fueron las aulas improvisadas. Después de casi un año, cerca de un centenar de ellos, egresaron, pese a no contar, ni siquiera con una tiza.

Posteriormente, aunque con bajo perfil, Chávez Ríos, siguió vigoroso en las labores complementarias, para erigir lo que actualmente es la universidad alteña.

El apoyo militante del decano de la Facultad Técnica de la UMSA, Silverio Chávez Ríos y del rector de esa universidad, Pablo Ramos Sánchez, fueron decisivos y determinantes para la formación de los primeros profesionales alteños, que egresaron en 1990
El apoyo militante del decano de la Facultad Técnica de la UMSA, Silverio Chávez Ríos y del rector de esa universidad, Pablo Ramos Sánchez, fueron decisivos y determinantes para la formación de los primeros profesionales alteños, que egresaron en 1990

Atenuado el ímpetu fundacional, años después compartió su aferradas ideas con un grupo de gestores culturales alteños, de seguir despertando inquietudes para el conocimiento científico de la juventud, y se afanaron en preparan las primeras olimpiadas científicas, que se extendieron por 13 años.

El halago mayor fue en 2010, cuando un estudiante se adjudicó la medalla de bronce en la Olimpiada Iberoamericana en Lima (Perú).

Pero, años después, siguió en esa trinchera de promover la ciencia y el conocimiento como él solía pregonar, y en diferentes instancias alteñas.

La Ciudad de El Alto tiene una deuda pendiente e impagable con Silverio Chávez Ríos, pero un aporte minúsculo de los que le conocimos de cerca, será perpetuar su memoria. Paz en su tumba.

(*) Johnny Fernández Rojas es periodista e historiador alteño elalteniano@gmail.com

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